El enoturismo, la asistencia a catas de vino, las actividades de maridaje están cada vez más solicitadas. Vivimos en tierra de vinos, y no solo de denominaciones de origen Rioja o Ribera de Duero. Los de denominación de origen Madrid están cada vez más reconocidos; existen muchas y buenas referencias. En cualquier caso, en todas las comunidades autónomas podemos encontrar buenos caldos y disfrutar de ellos en paladar y también de su entorno.
Más pequeñas que las de tinto
Si queremos disfrutar en casa, y en compañía de amigos, de una buena botella y somos profanos en la materia, lo primero que nos preguntamos es cómo elegir la copa más indicada para cada tipo de vino.
En principio, cualquier copa de cristal o vidrio fino vale para blancos o tintos. Pero si los queremos degustar en condiciones, para el vino blanco están indicadas las copas más pequeñas o estrechas y para el tinto, más potente, las más abiertas.
Tres tipos según la calidad
Para los blanco más ligeros y aromáticos las copas -nunca vasos- más aconsejables son las de tulipa; de boca estrecha y más anchas en la parte inferior. Para los vinos blancos de aguja o espumosos se recomiendan las copas denominadas flauta; de boca y fondo estrecho. Por último, los que tienen gran calidad, considerados estrella, se sirven en copa más ancha, similar a las que acogen a los tintos.
Dónde vivir la experiencia
¿Qué mejor sitio para disfrutar de una enoexperiencia que una bodega que ha sido proveedora de la Casa Real durante dos siglos? La Bodega del Real Cortijo o de Carlos III -que fue el monarca que la mandó construir en 1782 en el Cortijo de San Isidro, en el localidad madrileña de Aranjuez- es, sin duda una excelente elección. Además de catas y otras actividades relacionada con el mundo del vino, cuentan con visitas guiadas.